Leía yo la prensa, sentado en un banco del parque, cuando se acercó un hombre a pedirme fuego. Por no ponerme a buscar el encendedor en los bolsillos, le di mi cigarro, para que encendiera el suyo con la brasa. El sujeto la arrimó, aspiró un par de veces y, al devolverme el purito, me dijo "No deberías fumar, amigo". En respuesta di una profunda calada, mirándolo con gesto de satisfacción. "No, en serio", insistió el tipo. "¿Tú te has visto en el espejo?". Empecé a sospechar que el hombre no estaba en sus cabales y, desentendiéndome, volví a la lectura. Pero él siguió insistiendo: "Has conocido a fumadores que han muerto del pulmón, ¿verdad? ¡Cáncer! ¡Terrible...!".
Quedamos en silencio. Él estaba de pie, sin prisa, mirándome como si esperase una respuesta. Incómodo, por fin repliqué: "Sí, conozco casos. Pero tú también fumas. ¿A qué viene esa preocupación?". "Ahora, dime —continuó—, ¿eran calvos?". No pude evitar el recuerdo de algunos conocidos y amigos que habían muerto por esa enfermedad: Javier, mi querido Andrés, el viejo Lucas... Y de pronto caí en la cuenta: ¡ninguno de ellos era calvo! Todos lucían una magnífica cabellera antes de enfermar. Miré al desconocido con gesto desconcertado. Él me sonrió, se dio unas palmaditas en la calva y se alejó, fumando tranquilamente.
Tabaco © Fernando Hidalgo Cutillas - 2011
3 comentarios:
Buen texto he leído genial un recordatorio de que fumar perjudica la salud. Un abrazo fraternal y desde este momento soy seguidora de tu estupendo blog.
Te invito a visitar el mio, El blog de MA.
Si te gusta te puedes quedar de seguidor.
Un cordial saludo de MA.
Oye, creo que se debería hacer un estudio serio acerca de la teoría de que los calvos no contraen cáncer por fumar.
Buen cuento!
Besos,
Blanca
Fernando, un micro de los que me gustan. Mira que es difícil dejar de fumar, pero si uno es calvo para qué dejarlo. Ahora bien, habría que estudiar si se puede perder el pelo por fumar.Seguro que hay teorías sobre eso.
Un saludo cordial.
Boris
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