lunes, 4 de noviembre de 2013

SANTA RITA


Me despertaron los rayos de sol que entraban por los resquicios de la ventana. Él dormía a mi lado. Nada era capaz de hacerlo despertar, al parecer. Lo miré con apatía y me dio por envidiar aquella capacidad del muy cabrón. Después de desayunar entré en el estudio, desplegué el menú del programa y con un clic del botón derecho apareció la imagen en la pantalla: Santa Rita, aquella estampa de la abuela que encontré guardada en un libro. La mujercita de la frente perlada en sangre y la estaca hundida en el pecho tenía una expresión de dolor, pero clavaba sus ojos en mí como si yo le importara un cuerno y el mundo, poco más que un carajo. A los pocos minutos, la patrona de los imposibles había sido objeto de un milagro, en este caso, el del Photoshop que, con un par de pincelas, consiguió que su cutis resplandeciera de nuevo con la frescura de los quince años, al igual que la mirada, que hizo lucir verdosa con un extra de brillo. La estaca había terminado en la papelera de reciclaje y el pecho se intuía estupendo e intacto bajo las ropas.
—Quítame la toca y suéltame el pelo, anda. Y dame un toque de colorete hasta que me vuelva la sangre.—La Santa se miró el hábito.
Le guiñé un ojo. Y mientras elegía el tono que mejor le iba, pensé en las ganas tan enormes que tenía de echar un polvo de esos que no podría imaginar jamás una mártir. O sí. No tuve agallas para quitarle la cruz, pero añadí a la mano que la sujetaba un guante de terciopelo negro que cubrió su antebrazo hasta el codo. Luego guardé los cambios efectuados y me dirigí a la habitación. Él seguía allí… indolente bajo la sábana, sin soñar, seguro, lo que le esperaba. 

4 comentarios:

Panchito dijo...

Favor con favor se paga, buena la idea de la mujer al recurrir a la abogada de los imposibles.

Muy ingenioso y muy bien escrito.

Pepa dijo...

Gracias Fer.

Beatriz Alonso dijo...

¿En serio que funciona?...
Genial y muy bien escrito, sobre todo divertido, que no es poco.
Un saludo!

luisaljjr@hotmail.com dijo...

Magnífico e imaginativo.
Genial